La Biblia RVP, Lucas, Capítulo 9. is available here: https://www.bible.promo/chapters.php?id=10982&pid=44&tid=2&bid=28
Holy Bible project logo icon
FREE OFF-line Bible for Android Get Bible on Google Play QR Code Android Bible

Holy Bible
for Android

is a powerful Bible Reader which has possibility to download different versions of Bible to your Android device.

Bible Verses
for Android

Bible verses includes the best bible quotes in more than 35 languages

Pear Bible KJV
for Android

is an amazing mobile version of King James Bible that will help you to read this excellent book in any place you want.

Pear Bible BBE
for Android

is an amazing mobile version of Bible in Basic English that will help you to read this excellent book in any place you want.

Pear Bible ASV
for Android

is an amazing mobile version of American Standard Version Bible that will help you to read this excellent book in any place you want.

BIBLE VERSIONS / La Biblia RVP / El Nuevo Testamento / Lucas

La Biblia RVP - Reina-Valera Purificada

Marcos Lucas Juan

Capítulo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24

1 Y JUNTANDO a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.

2 Y los envió para predicar el reino de Dios, y para sanar los enfermos.

3 Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordones, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos vestidos cada uno.

4 Y en cualquiera casa que entrareis, quedad allí, y salid de allí.

5 Y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros pies en testimonio contra ellos.

6 Y saliendo ellos, rodeaban por todas las aldeas, predicando el evangelio, y sanando por todas partes.

7 Y oyó Herodes el tetrarca todas las cosas que hacía, y estaba en duda, porque decían algunos: Que Juan había resucitado de los muertos;

8 Y otros: Que Elías había aparecido; y otros: Que algún profeta de los antiguos había resucitado.

9 Y dijo Herodes: A Juan yo le degollé: ¿quién pues será éste, de quién yo oigo tales cosas? Y procuraba verle.

10 Y vueltos los apóstoles, le contaron todas las cosas que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte a un lugar desierto de la ciudad que se llamaba Bethsaida.

11 Y cuando las gentes lo supieron, le siguieron; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados.

12 Y el día había comenzado a declinar; y llegándose los doce, le dijeron: Despide la multitud, para que yendo a las aldeas y campos de alrededor, se alberguen y hallen viandas; porque aquí estamos en lugar desierto.

13 Y les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más de cinco panes y dos peces, si no vamos nosotros a comprar viandas para toda esta gente.

14 Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar por ranchos de cincuenta en cincuenta.

15 Y así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos.

16 Entonces él tomó los cinco panes, y los dos peces, y mirando al cielo los bendijo, y partió, y dio a sus discípulos para que pusiesen delante de la multitud.

17 Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que les sobró, doce canastos de pedazos.

18 Y aconteció, que estando él solo orando, estaban con él los discípulos, y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las gentes que YO SOY?

19 Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista; y otros: Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.

20 Y él les dijo: ¿Mas vosotros, quién decís que YO SOY? Entonces respondiendo Simón Pedro, dijo: El Cristo de Dios.

21 Entonces él amenazándolos, les mandó que a nadie dijesen esto,

22 Diciendo: Es menester que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y que sea desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.

23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día, y sígame.

24 Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá; y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, éste la salvará.

25 Porque ¿qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y se pierda él a sí mismo, o se destruye a sí mismo?

26 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará cuando vendrá en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles.

27 Y os digo de verdad, que hay algunos de los que están de pie aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios.

28 Y aconteció, como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, y a Juan, y a Jacobo, y subió a un monte a orar.

29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra; y su vestido blanco y resplandeciente.

30 Y, he aquí, dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés, y Elías,

31 Que aparecieron en gloria, y hablaban de su fallecimiento, la cual había de cumplir en Jerusalem.

32 Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y como despertaron, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban de pie con él.

33 Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice a Jesús: Maestro, bien es que nos estemos aquí; y hagamos tres tabernáculos, uno para ti, y uno paraMoisés, y uno para Elías; no sabiendo lo que se decía.

34 Y estando él hablando esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor, entrando ellos en la nube.

35 Y vino una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, a él oíd.

36 Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

37 Y aconteció el día siguiente, que descendiendo ellos del monte, un gran gentío le salió al encuentro;

38 Y, he aquí, que un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro; ruégote que veas a mi hijo, el único que tengo.

39 Y, he aquí, un espíritu le toma, y de repente da voces; y le despedaza de modo que echa espuma, y apenas se aparta de él quebrantándole.

40 Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.

41 Y respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿hasta cuándo tengo de estar con vosotros, y os sufriré? Trae tu hijo acá.

42 Y como aún se acercaba, el demonio le derribó, y le despedazó; mas Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y le volvió a su padre.

43 Y todos estaban atónitos del gran poder de Dios. Y mientras que todos se maravillaban de todas las cosas que Jesús hacía, él dijo a sus discípulos:

44 Poned vosotros en vuestros oídos estas palabras; porque ha de acontecer que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres.

45 Mas ellos no entendían esta palabra; y les era encubierta para que no la entendiesen, y temían de preguntarle de esta palabra.

46 Entonces entraron en disputa, cuál de ellos sería el mayor.

47 Mas Jesús, viendo los pensamientos del corazón de ellos, tomó un niño, y le puso junto a sí,

48 Y les dijo: Cualquiera que recibiere este niño en mi nombre, a mí recibe; y cualquiera que me recibiere a mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será grande.

49 Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre, y se lo vedamos, porque no sigue con nosotros.

50 Jesús le dijo: No se lo vedéis, porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

51 Y aconteció que cuando se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalem.

52 Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una ciudad de los Samaritanos, a fin de preparar para él.

53 Mas no le recibieron, porque su rostro era de hombre que iba a Jerusalem.

54 Y cuando sus discípulos Jacobo y Juan vieron esto, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como también hizo Elías?

55 Entonces volviendo él, les reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois:

56 Porque el Hijo del hombre no es venido para destruir las vidas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

57 Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, yo te seguiré donde quiera que fueres.

58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline su cabeza.

59 Y él dijo a otro: Sígueme. Mas él dijo: Señor, déjame que primero vaya, y entierre a mi padre.

60 Y Jesús le dijo: Deja los muertos que entierren a sus muertos; mas tú ve, y predica el reino de Dios.

61 Entonces también dijo otro: Seguirte he, Señor: mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa.

62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mirare atrás, es apto para el reino de Dios.

<< ← Prev Top Next → >>